domingo, 10 de marzo de 2013
Mis Morrocoyes
El primer morrocoy llego a la casa hace 25 años. Mi hija mayor lo llamo Oliveiro da Silva, no me pregunten porque, pero así se quedo. Ya era un hermoso morrocoy macho, la barriga hundida (cóncava) para así poder montar a la convexidad de la hembra, la naturaleza es muy sabia. Vivió feliz en un jardincito sin salidas, paseando de día y colocándose en los rincones a dormir de noche, a veces tan escondido que nadie lo encontraba. Llego un segundo morrocoy, regalado por una amiga que lo tenia en su bañera e imposible de mantener en apartamento, una crueldad, así que adopte al bebe morrocoy, plano en su abdomen, por lo que pensamos que se trataba de una hembra, Oliveiro era macho y tenia esa parte hundida. La nombramos Graciela. Era una morrocoya bien portada y pensamos que nos traería cría mas adelante, pero creció, y nada de cría, pero también le cambio el vientre, de plano a hundido, por lo tanto no era hembra sino macho, pero conservo su nombre femenino. En unos años mi hermana me regalo el tercero, todavía bebe, ya no sabíamos si era macho o hembra, al parecer, la concavidad del macho aparece luego de unos años, la hembra se queda plana. No le pusimos nombre y quedo "La Nueva". Esta crece y...se transforma en macho! En resumidas cuentas, quedamos con tres machos, cero cría. Oliveiro amaneció un día muerto, no se si por viejo, porque no sabíamos su edad al llegar a casa, lo que si es cierto es que los morrocoyes son muy longevos. Nos quedamos con Graciela y La Nueva, machos ambos y de personalidad muy diferente. Graciela es tranquila y apacible y es dominada por La Nueva que es terrible, ágil e inteligente. Le encanta entrar a la casa si se deja la puerta abierta y hace desastres, puede llegar hasta arrastrar muebles de la fuerza que tiene! Son animales muy nobles, comen verduras y frutas, hacen algo de ruido de noche cuando andan en sus travesuras, La Nueva monta a Graciela. Estos morrocoyes han acompañado a mis hijos en su crecimiento y allí siguen como parte del paisaje cotidiano.
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